Virginia Stephen se respondió que para escribir novelas se necesitaba una sola cosa: “independencia económica y personal; esto es, una habitación propia.”
Novelista, ensayista, escritora, editora, feminista. Sin duda, fue considerada por expertos como una de las figuras del modernismo literario del siglo XX. Nació en 25 de enero de 1882 en Londres.
Luego del fallecimiento de su padre se estableció junto a sus hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury. Ese hogar se convirtió en un centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor: el escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. Ellos serían conocidos como el grupo de Bloomsbury.
En 1912, con treinta años se casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o S. Freud.
En sus libros, Virginia plasma sus ideas acerca de la mujer; uno de los más importantes fue “Una habitación propia” reconocido como uno de los textos más citados del movimiento feminista, donde expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los varones.
Por 1941, cuando ya tenía cincuenta y nueve años, y agotada de pasar reiteradas crisis psiquiátricas, donde era perseguida por voces, tomó la decisión de suicidarse, en el río Ouse, cerca de su casa. Dejó dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf que culmina con la frase “No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.”
Sus obras más famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) y Orlando: una biografía (1928).
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