Su nombre original, Francisca Moya Luna, fue quizá para ella símbolo de un pasado que quiso remover, con el que no se sentía identificada, que cargaba con el apellido de un padre que no conoció, un lazo en el cual jamás habría sido partícipe ni creadora, sino mera espectadora de una imposición del destino.
Se podría decir que la razón por la que cambió de nombre fue para ocultar un pasado del cual ella se sentía avergonzada, ya que fue hija de la relación endogámica de su madre, Rafaela Luna, con su sobrino Felipe de Jesús Moya Luna. Sin embargo, la vergüenza por sí sola no explica el constante afán de Nellie por buscar su libertad, por auto definirse, por hacer de la vida un arte de poesía y movimiento.
Fue en la poesía en la que se transparenta que el nombrarse fue un acto liberador. En su libro Yo! Francisca, escrito en 1929 cuando Nellie estaba cerca de cumplir los 30 años, se muestra que su seudónimo, Francisca, hace referencia a ella misma, a aquella parte de sí que quizá sólo admitía en el espacio de su soledad.
En la investigación que acompaña la reciente edición de ese poemario, Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino, académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, afirman que les parece evidente que este libro fue un ”cierto ajuste de cuentas” de Nellie con su pasado: ”Es aquí cuando muere Francisca, la muchacha provinciana, enamorada e indefensa, y nace Nellie Campobello, la mujer fuerte y decidida”.
¿Quién fue Francisca? Quizá su identidad de mujer sólo se definía a partir de su relación con los hombres, como es la norma para las mujeres dentro de la cultura machista que hoy aún está tan vivo dentro de nosotras. Sus poemas de amor son reflejo de este vínculo entre su propia determinación y aquellos a los que amaba.
CONSEJO
Mujer:
entrega
tu vida en
amor.
No creas
en la tristeza
ni en los desengaños.
Cuando todo
pasa
sólo te queda el recuerdo
de la dulce
caricia que
robaste un día
al tiempo.
Ama
entrega tu
amor
cuando vuelvas
la cabeza encontrarás
que fue mejor.
Ama y sé
mujer.
Qué más puedo
decirte
de la que mucho
amó?
Qué más
puedes querer
cuando el que tú amas
te llame
Mujer.
Es por esto que desde sus primeros trazos poéticos, Nellie ya se definía, a pesar de su tierno relacionarse con el mundo, como un mujer fuerte, una mujer que brillaba por una insatisfacción constante, por adentrarse en tantas actividades y romper tantas determinaciones externas.
Así, al leer su tierna voz, podríamos decir que seguramente es en la obra escrita de Nellie en la se encuentra su retrato y su retrato más fiel está en el poema Yo:
Dicen que soy
brusca
Que no sé
lo que digo
Porque vine
de allá
Ellos dicen
que de la montaña
oscura
Yo sé que vine
de una claridad
Brusca
porque miro
de frente
Brusca
porque soy
fuerte
Que soy
montaraz
Cuántas cosas
Dicen
Porque vine
de allá
de un rincón
oscuro de la
montaña
Mas yo sé que
vine de una
Claridad.
Es quizá en su juventud cuando estrena la voz decidida que la transformó, cuando se rebela al destino que por tantos lados la acechaba como mujer, como bastarda, como provinciana. En su joven voz se desnuda, sin reparos, la llama que le arde y que la empuja a no quedarse quieta.
Se ha dicho que son tres los grandes temas que cruzan la obra literaria de Nellie Campobello: su madre, su admiración y defensa de Pancho Villa, y la muerte. Pero quizá podríamos incluir otro tema que atraviesa su obra y su vida, que le da brillo a sus letras y que hoy se nos aparece tan atractivo: la libertad, una libertad íntimamente femenina.
UN DÍA QUE FUI MARIPOSA
Soy mariposa
me gusta volar
y ver a través de
mis ojos dorados
mi libertad
Me gusta vivir
un día tener jardines
llenos de sol
tener alas
brillantes
mas no tener
corazón
Morir ebria
de belleza
morir ebria
de alegría
con las alas
abiertas
y a la luz
del día
En un hilito
de llama
azulada y roja
Es lo que yo llamo
morir como una
perfecta
mariposa
Hoy, tantas mujeres jóvenes compartimos el mismo grito que nos afirma, en un reconocimiento de nuestras propias contradicciones y, sin embargo, en la alegría de ir derribando montañas, con altas ilusiones en alto. Como Nellie, vamos auto determinándonos, vamos tomando del pasado lo que nos impulsa pero, sobre todo, vamos creando nuevos caminos, nuevos lazos, nuevos nombres para nosotras mismas. Nellie Campobello, gran ejemplo de la entereza necesaria para no pedir perdón por la audacia, para dialogar con nosotras mismas, reconocer nuestras limitaciones y romperlas, nos ha de contagiar del torbellino que la habitaba y romper con ella, con sus versos, las fuerzas que nos dominan.
Como Nellie dijo en sus primeros poemas:
Que venga
el desbordamiento
de fuerza
y de grandeza
Manos rojas para
derribar cerros
Manos que no se
sorprenden de tener
Cerebro.