miércoles, 5 de diciembre de 2012

Sexo: censura del deseo



 







Isabel Escudero

Isabel Escudero es una poeta, ensayista y educadora nacida en Badajoz, España,que publicó originalmente este artículo en Revista Sur Exprés, nº 2, Madrid, Junio 1987.

No tiene más que abrir una revista por donde le plazca, o echar un vistazo a la pantalla, para que se encuentre Ud. con ÉL: ¡EL SEXO! Y si falla es que la revista estaba especializada en bombas de riego o labores para el hogar o la película prefería la violencia a la concupiscencia. Y aún así brillan metáforas y alusiones por doquier.

La manía de Sexualidad alcanza a todos: al Cine, al Teatro, a la Enseñanza, a la Política, etc. Señora: si Ud. no llega a su cuarto orgasmo por sesión es que su pareja ha fracasado. Joven, si no te electriza la foto de esa moza patiabierta, debes ir al psiquiatra. Niño, si en tu escuela no te dan lecciones de educación sexual es que estás en un colegio reaccionario. Líder, si en la fiesta de tu partido no pones unas cuantas tías buenas repartiendo pegatinas no tienes mucho que hacer. Pues bien, en esas andamos. Hace años ya que hemos pasado de no tener culo, a que el culo nos lleve y nos traiga. Tanto por el camino del éxito (dinero y fama) como por el del fracaso o el castigo (enfermedad, etc.) al pobre cuerpo le ha caído el muerto del Sexo. Porque ahora lo que prima es la creencia en el 'Cuerpo' y su marketing, el 'Sexo' mayúsculo, la otra cara de la vieja creencia en el 'Alma' y por consiguiente en el Amor sublime. ¡Pobre cuerpo que no sabe nada!

Qué bien se las apaña esta conservadora especie humana para maltratarse. Porque esto que ahora nos pasa, no es ni un ápice mejor de lo que en otro tiempo ocurría con los cilicios y el despelote del Alma. En aquel tiempo había una decidida voluntad de servir a Dios y a Usted, como solían decir los niños bien educados, y la represión se ejercía con un NO, como Dios manda. Pero hoy, la represión pasa por el Sí del Sexo, la prescripción y no la prohibición, como antaño. Porque ¿qué es el Sexo, tal y como hoy se le usa, sino la ideologización del deseo? Esta fabricación, a partir de lo sagrado y desconocido de una supraestructura que organiza, comercializa y define el deseo mediante la idea fija y constituida de `Sexo'. Identificación práctica superego/sexo.

Esta sistemática genitalización del posible «instinto» no es sino la reducción de algo tan indefinido y oscuro como el deseo a su fin sabido, el de la reproducción otra vez, esta vez reproducción de 'orgasmos' en vez de infantes. Mira por donde hemos ido a parar al mismo sitio. Había un instrumento que teóricamente (así lo decía la Iglesia y la Moral) sólo servía para tener hijos. ¿Cómo se llegó a esta otra situación actual pro-reproductiva de orgasmos? La una, parece ser, ni más ni menos, que la representación antagónica y exacta de la otra. ¿Es que los niños de hoy son los orgasmos? ¿Es que esta obsesión del producto (orgasmos) no es sino una domesticación de la indefinida producción/goce femenino? Y lo que es más triste, hasta el lenguaje «feminista» que se supondría liberador, ha acabado por adoptar y asumir esos términos laborales y dinerarios del Sexo, dándoles carácter de trabajo y contabilidad (un orgasmo, dos orgasmos, tres orgasmos...), y hasta participando en la nefasta «medicalización del Sexo» con el uso de vocablos como «clítoris», «pene» propios de la Eugenesia y los manuales de Sexología, en vez de usar las más precisas y vivas palabras que usa el pueblo.

Al Sexo, como vemos, se le ha dado paradójicamente el frígido papel de policía o censor del deseo. Porque, si en el enamoramiento el deseo se expande y multiplica sin afanes ni fines, y uno lleva a lo otro en volandas, en el 'Sexo', no se hace más que cortarle las alas, obedeciendo a una vacuna castrante: genitalice su deseo y podrá controlarle.

Como si no fuera más glorioso y productivo dejarse ir por otros caminos sin fin. Y si no, vean Vds. a los enamorados. Ellos no tienen problemas sexuales. No tienen necesidad de saber si eso que tanto les gusta se llama orgasmo, ni cuántos hay que tener para que la cosa tenga estatuto amoroso. No se les ocurre buscarlos ansiosamente como cuando se va «de ligue» (de consumo) sino que les sorprende y maravilla en alas de la ingravidez amorosa.

Con tanto modelo psicológico y receta sexo-tecnológica de cómo debe ser el comportamiento satisfactorio y el éxito amoroso, el amar hoy día, se está convirtiendo en un «curre» más o una competición deportiva (o bien una diversión para el aburrimiento, que es lo mismo y complementario).

Una huida demasiado compulsiva de aquel oscurantismo sexual de nuestra infancia, nos ha empujado, quizá, a estas exageradas claridades y «saberes» sexuales, por caminos que no son más vivos y frescos que los que se trataba de combatir.

Y, por último, una recomendación para los muy jóvenes, los que aún no hayan caído de lleno, ni en uno ni en otro modelo sexual; a vosotros, quienes todavía gocéis perdiéndoos en lo desconocido y misterioso, para quienes todavía la vida es una aventura amorosa y el tiempo mentira, no dejéis que os hurten posibilidades, pero tampoco que os cuenten «cómo debe hacerse» (no se hace el Amor,-sino que es él el que nos hace y nos deshace) ni enseñaros lo que nunca se puede saber, porque nunca es igual siendo lo mismo.ir arriba


 

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